2ª edición EL MISTERIO DEL NORTE
Amig@s, dentro de poco volveré a publicar EL MISTERIO DEL NORTE, ¿recordáis?
Fue mi primera obra editada en el año 2010.
Ahora, volveré a editarla.
Os dejo un pequeño pasaje...
Fue mi primera obra editada en el año 2010.
Ahora, volveré a editarla.
Os dejo un pequeño pasaje...
―¿Habéis visto a ese soldado? Es fuerte, musculoso, enigmático…
―Vamos,
Evelina, despertad ―las risas de su hermana Fiona la despejaron de su
embelesamiento―, si solo tiene ojos para Aldana. Además, vos ya estás
comprometida.
―¡Callad, víbora! Dejadme soñar un poco con ese cuerpo tan espléndido.
―Estáis
loca, hermanita. Deberíais pensar en preparar vuestro enlace con el hombre al
que amáis.
―¡Ya
os escuché! ―interrumpió Evelina, indignada. Estaba cansada de escuchar a todo
el mundo siempre con el mismo canturreo. “Evelina, debéis confeccionar vuestro
traje para el enlace, debéis pensar en traer hijos al mundo con el porte de su
padre…” ¡Estaba hasta el último pelo de su trenza de escuchar aquello! Pero
ahora había visto al misterioso guerrero, con esa piel tan esplendida y esos
fuertes brazos que arrancarían la cabeza a más de un insensato; le atraía más
que una buena ración de dulces recién horneados. Con aquel pensamiento rondando
en su cabeza, se levantó la falda de su vestido y tocó sus piernas. Evelina
sonrió provocativamente. Intentaría conocer al viril amigo de su prima.
Fiona
observó el gesto que acababa de hacer su hermana. No le gustaba ni un pelo
aquella sugerente sonrisa y menos proveniente de su querida Evelina. Eso
significaría una cosa, y ya sabía qué era.
Fiona,
a pesar de ser una alcahueta y de merecerse algún azote por fisgonear cosas
indebidas, nunca se entrometería en una relación, y mucho menos intentar
destruir algo que comenzaría a nacer, como el posible acercamiento de Aldana y
ese soldado. Pero su hermana… su queridísima hermana, era diferente a ella por
completo. Era una mujer con pensamientos impuros en lo referente a los hombres
y le daba igual que estuviera comprometida. Sus sugerentes vestidos se los
confeccionaba especialmente para atraer más de una mirada hacia su escote. Algún
día, esos pensamientos tan pecadores la arruinarán, se dijo para sus adentros.
―En
qué pensáis, pequeña insensata… ¿Qué no podré conseguir al maravilloso hombre
que acaba de llegar a esta fortaleza? ―el brillo malicioso de sus ojos
alertaron a Fiona. Esta negó con la cabeza sus endiabladas palabras.
―Dejadlo
en paz. Es un guerrero y viene a defendernos.
―Sí,
eso ya lo oímos, pero es un hombre de carne y hueso, y como tal, tendrá
necesidades imperiosas ―y con esa última frase se levantó y se dirigió hacia un
baúl de madera que se hallaba en un rincón.
―No
me gusta vuestra actitud. No sabéis nada de ese hombre ―le sugirió Fiona
mirando como su hermana buscaba algo.
―¿Os
he preguntado alguna vez las necedades que hacéis cuando contempláis a ese
estúpido?
A
Fiona pareció que le atravesaban la garganta con una lanza. Evelina sabía muy
bien levantar ampollas cada vez que se lo proponía. Era una auténtica
retorcida.
―Os
diré una sola cosa ―su hermana estaba resentida de las envenenadas palabras de
ella. Era imposible tener una conversación racional con Evelina―. Después, no
me vengáis con vuestros jueguecitos de tristeza si veis que no habéis
conseguido vuestro propósito ―y acto seguido salió de allí con los ojos
enturbiados.
PRÓXIMAMENTE
El misterio del norte / Mª Jesús Estepa
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